Glosario : Abarca: Calzado con la suela hecha con las ruedas de caucho de los vehículos, asegurado con cuerdas o alambres sobre el empeine. Abrótano macho: Planta de la familia de las compuestas, cuyo cocimiento se usaba como crecepelo. Almijar: Lugar donde se ponen las uvas para secar. Pasero Almocrafe: Herramienta para limpiar la tierra de malas hierbas. Arilo: Envoltura carnosa de alguna semillas como en el tejo. Arropía: melcocha, dulce de miel. Bramadorio: Campo de bufones donde el agua del mar sale a presión por las aberturas de las cuevas. Calafate: Carpintero de barcas marineras. Cañadú: Caña de azúcar. Chigre: Taberna o bar popular. Cigarrones: Saltamontes. Cucón: Depresión pequeña en terrenos de piedra. Entrevero: cuento. Escares: Campo en terreno calizo intransitable por las oquedales. Hórreo: Construcción de madera en Asturias, elevada, fuera del alcance de los roedores, para guardar grano y otros productos agrícolas. Launa: Tierra de pizarra que se coloca en los tejados de las Alpujarras para impermeabilizar. Manijero: Hombre encargado de contratar obreros para las faenas del campo. Marismo: Referente al mar; olor a marismo. Morcillones: Mejillones. Moyuelo: Salvado muy fino, el último que se separa al apurar la harina. Orvallo: Llovizna. Pacanda: Pueblo imaginado por el autor. Pasero: Lugar donde se colocan los higos o uvas para secar al sol. Pedáneo: Alcalde de aldea pequeña sin ayuntamiento propio. Pencales: Plantación de chumberas para producir higos chumbos. Pitinas: Gallinas. Pleita: Tira de esparto trenzado que cosida con otras sirve para hacer esteras, capachos, sombreros, etc. Poyete: Banco de obra. Raposo: Zorro. Recacha: Lugar protegido del viento donde calentarse al sol del invierno. Recovero: Hombre que compra, al cambio, huevos por platos y tazones. Rehala: Rebaño de ganado lanar. Revezo: Descanso en la faena del campo para echar un cigarro. Rogativa: Oración pública hecha a Dios para conseguir el remedio de una grave necesidad. Sajar: Cortar en la carne. Sidrina: Sidra, bebida alcohólica que se obtiene de la manzana. Singladura: Distancia recorrida por una nave en 24 horas. Tomiza: Cuerda pequeña de esparto. Torto: Torta frita de maíz. | Ventana nueva Imprimir todo |
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30 marzo 2010
Glosario
29 marzo 2010
Agradecimientos
Agradecimientos
A mi amigo Javier, mi compadre Domingo y sobre todo a Mary, mi mujer, por su ayuda inestimable como correctores de mis textos.
A mi amigo Javier, mi compadre Domingo y sobre todo a Mary, mi mujer, por su ayuda inestimable como correctores de mis textos.
22 marzo 2010
Indice
Índice
Prólogo
En homenaje a Miguel Delibes
Málaga. Puerta de Atarazanas
Málaga en flor
La Buhaira. Sevilla
Sierra Tejeda. Maroma (2065 m.)
Cuento para Kendra
Decidme cómo es un árbol
Duele mi tierra sedienta
Añoranza de Pacanda
Amor, amor mío
A cuatro leguas de Pacanda
Luz de Pacanda
En recuerdo de Miguel "El Grande"
Anochece en Pacanda
LLanes. Sus ventanas
Ribadesella. Luz de otoño
Hace medio siglo
Día de mercado. Huelva
La lluvia en Sevilla es una maravilla
Mazuco. Llanes
Volver
Al lirio
Barcelona
Pacanda
Volver a navegar
Mi tía Petra
Áyobe en San Martín. Llanes
Entre la tierra y la mar
Jarrón con jazmines
Pinus halepensis var. nana
Cuento de Kendra y Enriqueta
Días de luz y mar
Flores de piedra
Alerta!
Mi niño crece
Cuesta del Cielo. Nerja
Enriqueta
Acantilados de Maro. Nerja
Romería de San Antonio. Piedra
Hayedo de Ventaniella
Entrevero del caballero don Blas de Quero
Hórreo del Cuetu del Pozo
El halcón de San Martín
Gulpiyuri. Dos versiones
Luz del norte
Desde mi ventana
Ventanas de Llanes
Al fresno de la puerta
La puerta quedó abierta
Aires de otros mares
Llueve a lo lejos en la mar
Torimbia. Llanes
Entre el fuego y el agua
Amor sin olvido
Poema sin mar
A la caída del sol
Rumores de mares
Mi tío Federico
Mi primo Carlos
Palestina
Arranco palabras al silencio
Carboneros de sierra Almijara. Nerja
Vega de Liordes. Picos de Europa
Un libro olvidado entre las manos
Desde mi butaca
Mientras acariciaba
Los olores que le eran tan queridos
Andalucía
A mi nieto Áyobe
Mi madre y mi nieta
Recuerdo sin olvido
Primavera en Piedra. Llanes
El día que no me declaré
Un domingo de noviembre
Un día de otoño
Al calor de la chimenea
Chimeneas
Puerta de Elvira. Granada
Romance de frontera
Papel estraza
Gaviotas en tierra
La joven de blanco
Alhambra
Historia de Julián y Eulalia
Silencio en la plaza
Paseo por Almijara en buena compaña
Pastor de caracoles
Buscar la vida
Dolores “La Reina”
A las dos
Mis animales y otros recuerdos
No sé
Nerja
Tajo Almendrón. Sierra Almijara. Nerja
Granada y Llanes
Elogio del distinto
Almijara: Sus hombres y su tierra
Boda en San Antolín
Historias de compadres
Prólogo
En homenaje a Miguel Delibes
Málaga. Puerta de Atarazanas
Málaga en flor
La Buhaira. Sevilla
Sierra Tejeda. Maroma (2065 m.)
Cuento para Kendra
Decidme cómo es un árbol
Duele mi tierra sedienta
Añoranza de Pacanda
Amor, amor mío
A cuatro leguas de Pacanda
Luz de Pacanda
En recuerdo de Miguel "El Grande"
Anochece en Pacanda
LLanes. Sus ventanas
Ribadesella. Luz de otoño
Hace medio siglo
Día de mercado. Huelva
La lluvia en Sevilla es una maravilla
Mazuco. Llanes
Volver
Al lirio
Barcelona
Pacanda
Volver a navegar
Mi tía Petra
Áyobe en San Martín. Llanes
Entre la tierra y la mar
Jarrón con jazmines
Pinus halepensis var. nana
Cuento de Kendra y Enriqueta
Días de luz y mar
Flores de piedra
Alerta!
Mi niño crece
Cuesta del Cielo. Nerja
Enriqueta
Acantilados de Maro. Nerja
Romería de San Antonio. Piedra
Hayedo de Ventaniella
Entrevero del caballero don Blas de Quero
Hórreo del Cuetu del Pozo
El halcón de San Martín
Gulpiyuri. Dos versiones
Luz del norte
Desde mi ventana
Ventanas de Llanes
Al fresno de la puerta
La puerta quedó abierta
Aires de otros mares
Llueve a lo lejos en la mar
Torimbia. Llanes
Entre el fuego y el agua
Amor sin olvido
Poema sin mar
A la caída del sol
Rumores de mares
Mi tío Federico
Mi primo Carlos
Palestina
Arranco palabras al silencio
Carboneros de sierra Almijara. Nerja
Vega de Liordes. Picos de Europa
Un libro olvidado entre las manos
Desde mi butaca
Mientras acariciaba
Los olores que le eran tan queridos
Andalucía
A mi nieto Áyobe
Mi madre y mi nieta
Recuerdo sin olvido
Primavera en Piedra. Llanes
El día que no me declaré
Un domingo de noviembre
Un día de otoño
Al calor de la chimenea
Chimeneas
Puerta de Elvira. Granada
Romance de frontera
Papel estraza
Gaviotas en tierra
La joven de blanco
Alhambra
Historia de Julián y Eulalia
Silencio en la plaza
Paseo por Almijara en buena compaña
Pastor de caracoles
Buscar la vida
Dolores “La Reina”
A las dos
Mis animales y otros recuerdos
No sé
Nerja
Tajo Almendrón. Sierra Almijara. Nerja
Granada y Llanes
Elogio del distinto
Almijara: Sus hombres y su tierra
Boda en San Antolín
Historias de compadres
20 marzo 2010
Promesas de encinas
El campo era un misterio, las ovejas andaban como al juego de esquivar las señales negras. En el baldío, de incipiente verde, destacaba una red de veredas ajenas al ir y venir del ganado.
Como no era cosa de preguntar qué eran las marcas negras, no tuvo más remedio que saltar la valla y acercarse a las ovejas .
Cual fue su sorpresa al ver dentro de los tubos de malla negra unos plantones de futuras encinas, quizás las que traen las trufas negras.
No podía comprender el criterio para plantar los árboles, unos aparecían tan cerca de otros que estaban casi pegados y grandes espacios vacíos de plantas alrededor; quizás la trufas tengan una querencia ajena al entender del profano, “el que la lleva la entiende”, y nosotros entendemos poco de trufas.
Una vez encontramos una trufa blanca semienterrada y le dimos un cursillo rápido a un perro cazador para que nos indicase en el campo los lugares donde cavar en busca del preciado pecio. El perro, que era conejero, cuando se vio libre en el campo no paró de llevarnos de conejera en conejera y nos tuvo toda una tarde dando más vueltas que un cascabel. Ahora nos conformamos con recolectar las cuatro setas conocidas y si el el día viene a mano hacer alguna fotografía para mostrar a los amigos más sedentarios.
19 marzo 2010
Contraportada
12 marzo 2010
En homenaje a Miguel Delibes
Esperó en la recacha de la ermita la llegada del manijero. Cuando apareció, pasó de largo, como si no lo conociese después de tantos años de lluvias y vientos. Otro día más a calentarse al sol de la recacha, por lo menos esta mañana, no se blanqueaba la yerba con la escarcha de la aurora, ni revocaba el terral como estos días atrás.
Parecía estar acostumbrado a quedarse sin trabajo y no le echaba la culpa ni al destino, sabía muy bien que estaba metido en los sesenta y ya no era lo mismo de cuando mozo. En aquellos años le metía mano a todo y lo mismo lo llamaban para podar viñas, que para escardar el trigo con el almocafre, o varear los olivos, nunca se atrasaba en el tajo y era el último en llegar al revezo. Tampoco tenía que ir a la recacha de la ermita, quedaba de un día para el siguiente y mientras duraba la temporada no le faltaba el pan a sus hijos.
Ahora era distinto, se había quedado solo con su Dolores, los tres hijos se fueron a buscar la vida en otras tierras, y se arreglaban con poca cosa. Dolores criaba unas gallinas en el corral y aunque los huevos eran para hacer unas pesetas, cuando no había otra cosa de que echar mano se tomaban unas sopas de ajo, era una forma sencilla de esperar a otro día y no le echaban la culpa ni al cura, que fue el primero que le dijo que no volviese para acabar la limpieza de los barbechos detrás de la iglesia.
Vivían el uno para el otro, como hacía ya cuarenta años, sin un sí ni un no. Estaban tan acostumbrados a la soledad de dos, que aunque les dolió la salida de casa de los hijos y tardaron en aceptar la “ley de la vida”, habían encontrado consuelo mutuo y dejaban pasar los días, soñando sólo en las fiestas del pueblo, cuando volvía la hija con el nieto, ése que tenía el mismo antojo que él en la ceja.
Fotografía. Cortijo, fuente de los 100 caños. Málaga
05 marzo 2010
Áyobe y Kendra
¿Le está permitido a un abuelo mostrar las fotos de sus nietos aunque no venga a cuento?
¿Será necesario escribir un cuento para tener una excusa por la que mostrar las fotos?
Simplemente puedo decir que hoy me apetece sacar las últimas fotografías que hice de Kendra y Áyobe. Traen nombres de tierras lejanas, pero están muy cerca de mí.
Así no tendré envidia de la abuela, que se pasea con las copias en el bolso y al menor descuido las saca para enseñar a las amistades.