Esperó a comprobar el segundo toque, y la liberación se extendió por todo su cuerpo. Parece que era ayer cuando al escuchar las campanas, tenía que buscar el velo de su hermana para salir corriendo a misa. Aunque ella sólo tenía seis años, no podía entrar en la iglesia sin él. Hoy le parece mentira, ese tiempo pasado de sustos y temores. Si no llegaba antes del evangelio, podía entrar directamente en el infierno. !Era pecado mortal!
Escuchó tranquilamente el tercero y llegó al quiosco a comprar el periódico. Vio que ya estaba el último planeta de Juan José Millás y tuvo que echar mano de la cartera. No acostumbraba a comprar los planetas, pero su admirado Millás era diferente.
El día tenía un sol de otoño, claro y limpio que permitía ver a distancia. No hacía viento, la temperatura y el ambiente eran de primavera.
Acordaron subir al alto del Mazuco, para ver la costa desde la montaña. Los dos amigos caminaban igual que hace treinta años, cuando en su primer destino salían a pasear por la Peña de los Enamorados en Antequera. Si no fuera por los bastones y otras minucias nadie diría que ya están jubilados. Hacía tiempo que no se veían, y el caminar ahora juntos, les ensanchaba el horizonte ya de por si amplio. Como no había barra, la mar era inmensa. La costa se recortaba al pie de la ería y se llegaba a ver la casa allí abajo.
A la hora del vermut, después de la caminata, la sidra entraba sola. Cayeron dos botellas, una por cabeza y no era solo compartir el vaso, era algo más, tras tantos años de amistad y de coincidencia en el pensar.
El arroz con los boletos edulis parecía de guormet, (aunque no se lo que significa eso.) No quedó nada para la noche.
El libro de Millás era más flojo de lo esperado. No se pueden comprar los premios planetas.
Como en casa, por suerte, no tenemos tele, combinaba el periódico con ”Rayuela” y saboreaba la relectura. Además no importaba, siempre había leído a saltos y disfrutado de encontrar un trozo sin leer, en una buena obra.
Al anochecer cogió el portátil para ver qué comentaba la Momia con Espuma y Gladys. Todo estaba en orden. Seguíamos unidos a través del espacio. El último texto de “Un día de otoño” no lo entendía nadie.
Fotografía: Alto de la Tornería. Llanes
Apreciadísimo Piedra ¿qué tal?, excusas por no venir a visitarte antes, a veces una es juguete del tiempo, pero como de todas formas te leo en Algoparacontar, pues me siento bien.
ResponderEliminarTu domingo de noviembre, con esos recuerdos, me lleva también atrás a mí: recuerdo cuando en Semana Santa (era terrible), la radio sólo emitía música fúnebre todo el día en Viernes Santo ¿te acuerdas?
Bueno esa es una cosa pero había tantas y tan extrañas...
¡Cómo ha cambiado todo! es increíble en tan poco tiempo ¿no crees?
En fin, gracias a Dios que es así.
un abrazo Piedra. :)
Espuma
Querida Espuma, recuerdo como a la jaula del pájaro se le echaba un trapo por encima para que el animal no cantase durante los días en que el Señor estaba muerto. Hasta el domingo de Resurección no se le levantaba el castigo.
ResponderEliminarGracias por tu visita, siempre eres bien venida a esta casa. Un abrazo
Es uno de esos días de Saturno Guerra. He vuelto a los orígenes, estoy de nuevo en: coquinas.blogspot.com
ResponderEliminarSaludos
gracias por regalarme una sonrisa. Me encantaría evocar (cuando llegue la hora, claro osea dentro de 120 ´0 130 años) la juventud frente al mar. Besito
ResponderEliminarLa foto es de Piedra, tomada el mismo domingo de noviembre. Los caballos tapan el pueblo del Mazuco que se vería al fondo.
ResponderEliminarMaravilloso paisaje.
ResponderEliminarDesde luego que ya quisieran muchos premios Planeta escribir un libro con el ritmo y contenido de tu texto.
A mi siempre me ha gustado leer a Millás, y de hecho lo leo casi todos los días, ya que publica un artículo de opinión en el diario Levante de Vancia, aunque ahora lo veo menos. Tal sea por eso de hacerse famoso.
Amigo Piedra, excelente trabajo. Un abrazo.
Amigo Gore, ya se que desde hace tiempo me animas a que escriba un libro. Te agradezco mucho tus consejos, pero me parece que las musas me son esquivas y los temas no llegan a cuajar. Un abrazo
ResponderEliminarHolaaaa, como siempre llegando tarde a todas partes.
ResponderEliminarHabía tenido indicios de este domingo de noviembre en otros foros, incluso llegó a inspirarme un muy personal domingo, ojalá el ritmo continuara y todos nuestros domingos se sucedieran siempre en ese tono, para satisfacción de nuestros sentidos.
Un placer leerte Piedra.
Gladys
Nunca es tarde si la dicha es buena. Un placer verte por aquí, querida Gladys.Felices navidades y que las musas te sean favorables este año venidero.Un abrazo.
ResponderEliminarUn saludo afectuoso quiero enviarte, con deseos de felicidad para estas fechas que espero disfrutes en compañía de tus seres queridos.
ResponderEliminarMuchos besos, desde un Sur cercano
María José (Perseida)
Amigo Piedra: aunque tú le has cogido el tranquillo a la vida y sabes vivir muy bien, te deseo mucha salud y felicidad para ti y los tuyos estos días y para el nuevo año que se avecina.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Querido amigo, gracias por ir a mi blog a desearme felicidades en estas fiestas; yo vengo para que esas felicidades nos las repartamos, porque os deseo de todo corazón a ti y a los tuyos, la mayor ventura y que la disfrutéis con mucha salud.
ResponderEliminarun abrazo :)
Feliz navidad a todos mis lectores, en especial a mis amigos comentaristas: Espuma, Gladys, Gore, Sergio, Nofret, White, Perseida que tanto me animan con sus comentarios. Paro todos un venturoso 2008.
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