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30 junio 2009

Cuesta del Cielo. Nerja



Era un día tranquilo de invierno, por Navidad, cuando subí por primera vez al pico de la Cuesta del Cielo. Hace de esto unos cuantos años. Los caminos estaban perdidos o lo que es más seguro, a casi nadie se le había ocurrido subir a lo alto del Cielo.
En esa época cuando te veían subir y bajar por esos pechos, la gente de los cortijos se escondían al acercarte a ellos. No podían comprender que alguien, sin motivo de trabajo alguno, caminase por la montaña. A la sierra se subía de furtivo tras las cabras monteses, a coger esparto, sacar leña, hacer carbón, buscar caracoles o palmitos, pero por amor al arte, no lo podían creer. Te tomaban por loco, y no se fiaban.
Recuerdo como si fuera hoy, el día en que nos acercábamos a los Colmenarejos. Habíamos visto, de lejos, a la gente del cortijo trajinar por la puerta de la casa y al llegar, parecía que estuviese abandonado. A voces, Frasquito, que me acompañaba, fue llamando por su nombre a los caseros y fueron apareciendo poco a poco, como de ultratumba. No podían imaginar que alguien fuese de paso a los Colmenarejos, que se encuentra aislado en la cara Este, cerca de la cumbre de la Cuesta del Cielo, y mucho menos por el gusto de dar un paseo por la sierra.
Bueno, a lo que íbamos. El día de mi primera subida al Alto del Cielo, lo hacíamos Antonio Carrillo (q.e.p.d ), Miguel “El Rubico” y Miguel “ El de la Plana” que suscribe. Después de ascender a pecho descubierto un denso pinar (para algo teníamos unos quince años), dimos vista a unas llanadas donde encontramos a Alonso “ El de la Civila”, que guardaba sus cabras por esos pagos. Fue la primera vez que conocí la hospitalidad. Alonso nos invitó al cortijo, donde su madre nos convidó a tomarnos unos churros, que ella misma había hecho, acompañado de una taza de leche de cabra recién hervida. El churro era una masa enorme de harina frita, que no sabía como tragar, pero te lo ofrecían con tal cariño, que me supo a poco.
Estuvimos un rato sentados. Eran de poco hablar, pero, nos preguntaron el motivo de aparecer por “La Civila”. Según ellos, era la primera vez que unos jóvenes llegaban por el cortijo para subir a lo alto del Cielo, sin ningún otro motivo aparente.
A partir de “La Civila” se perdía el pinar y la pendiente, monte a través, era más fuerte; poco a poco, “llaneando” llegamos a la cumbre. Ese día descubrí lo grande que era la mar. Desde Este a Oeste mirando al Sur todo era agua y la tierra parecía reducirse al pie de la montaña, con Nerja en la costa y la Maroma muy blanca, en el horizonte de poniente.
Para los interesados puedo explicar, que la cumbre, a 1508 m. y 6 Km. del mar, domina desde el cabo Sacratif y delta del Guadalfeo en Motril (Granada) hasta la punta de Calaburras en Mijas (Málaga), con las montañas africanas muy lejos al frente.

Fotografía: Cuesta del Cielo. Nerja.

7 comentarios:

  1. Me lo he leido como quien bebe agua después de una larga caminata.
    ¡Qué hermoso texto,cuñao!¡Cuánto se lo merecía esa montaña, cuya cumbre es el mayor deseo de todos los chiquillos que la contemplan desde el balcón de Europa!
    ¡Qué recuerdos de Frasquito y de Dolores, su mujer, y de nuestras excursiones a los Castillejos!
    ¡Qué buen escritor eres!
    Me quedan apenas cuarenta y ocho horas para ver tu foto en directo.
    Y este año lo tenemos aprobado todo, hasta las Matemáticas
    Un abrazo
    Chiqui

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  2. Este cuento tiene mucho de ti, querida Chiqui. Con tus comentarios me animas a escribir.
    Expresiones.
    Miguel

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  3. He disfrutado muchísimo con esta historia.Creo que eres más Almijara que Piedra.
    Un abrazo
    Rafa

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  4. Bueno, uno también es de donde se hace y en Piedra nos hallamos muy bien.
    Piedra

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  5. buena histori pero muy exagerado yo tengo 14 años soy de nerja y mi primera subida fue con 9 años y no tiene mucha historia si te gusta la montañana y puedes ir y si no as ido ve a la maroma o a torrecilla adios

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  6. Lo describe tan claramente que siento como estuviera ahí con vosotros, Alonso y su madre en la Civila (comiendo churros!)

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  7. olvidé firmar el comentario. diana

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