Fenicia, romana, visigoda,
bizantina, musulmana, cristiana y de los turistas. Siempre unida a los avatares
de la ciudad, que llegó a integrarla tanto en su casco urbano, que casi la hizo
desaparecer rodeada de viviendas hasta fechas muy recientes.
Nosotros hemos conocidas las
casas adosadas a la muralla en el actual paseo de Don Juan Temboury, que recibe
el nombre del gran restaurador de la Alcazaba a partir de los años cuarenta del
siglo XX.
Como anécdota podemos contar
que mi madre vivió, sobre los años treinta, en una de dichas casas, vecina a la
del poeta Salvador Rueda, y mis tíos, usaban como campo de futbol, el vecino
solar del actual Banco de España.
Un poco antes, en la segunda
década del siglo VIII, se inicia la historia musulmana de la Alcazaba al ser
levantada por Badis-Maksan en los primeros años de la conquista árabe. En
tiempos del primer emir del al–Andalus,
Abd el Rahman I se mejora su estructura y murallas. Tras la caída del
Califato en 1026 se convierte en fortaleza-palacio de los reyes de Taifas de
Málaga y en 1238 pasa a ser residencia del gobernador del reino nazarí de
Granada, hasta que el 19 de agosto de 1487 tras un largo y cruento asedio cae
en manos de los denominados Reyes Católicos.