Algo más que un amor de
verano.
Quedó en silencio, añoraba el
murmullo de sus labios, aquellos labios que le hicieron vibrar, al despedirse
en el umbral de la puerta, casi invisibles los dos, a la luz mortecina de la
tarde.
Era final de algo, aún no tenía nostalgia de la ciudad perdida, pero sentía un dolor, como de perro
apaleado, al comprobar cuan dura era la soledad.
Piedra
Unas palabras preciosas, sentidas que llegan al fondo del alma.
ResponderEliminarPalabras que a la vez suenan anunciadoras de algo....
Miguel espero que todo vaya bien.
Un fuerte abrazo
jo, con una lagrimita me tienes, un beso muy gordo.
ResponderEliminartu sobrina marina
Yo quiero concentrarme en la puerta: está cerrada y es vieja, pero las puertas, invariablemente, se abren. Que se abra, Miguel...
ResponderEliminarAhora haz uno con Fayri, estropajo, papel higiénico y servilletas, Jejeje. Muy bonito, muy conseguido. Expresiones.
ResponderEliminar¡Cuán dura resulta la vida las más de las veces! ¡Qué bien expresado, Miguel! Corto, simple, con las palabras imprescindibles y que lo contienen todo.
ResponderEliminarAbrazos.