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21 diciembre 2015

Duele Asturias.





Duele Asturias.
Permitidme un desahogo.

Es necesario alcanzar un equilibrio. No puede ser que cada vez que llegue el viento sur, arda Asturias por los cuatro costados. Asturias puede dar de comer a todos sus hijos.
Proponemos una serie de puntos, con el único fin de aportar algunas ideas y como decíamos en el título, servir de desahogo ante el sentimiento de ver Asturias incendiada.

1.- De acuerdo con las asociaciones de ganaderos,  se realizará un inventario de los terrenos aprovechados para pasto.
2.- Si un terreno no ha sido utilizado para pasto en los últimos cinco años, se considerará  de aprovechamiento forestal.
3.- Montar una red de viveros forestales en concertación con la iniciativa privada.
4.- Realizar un plan de repoblación forestal en 20 años de los terrenos con esa vocación.
5.- Un terreno que haya sido pasto de las llamas, en “incendios provocados” no podrá aprovecharse ni como ganadero ni como urbanizable en 30 años.
6.-De acuerdo con las asociaciones de ganaderos, se podrán realizar rozas e incendios controlados en los terrenos que aprovechen. Cuando las condiciones lo permitan, nunca con viento.

Sabemos que salir del “monocultivo” de las Casinas es difícil, hace falta una gran labor cultural, por ejemplo reivindicar la presencia del matorral como una etapa en la sucesión natural de la vegetación antes de alcanzar el equilibrio con el bosque.
No nos sirve aquello de que nuestros antepasados nos enseñaron a gestionar el monte. Asturias siempre fue tierra de emigración, no pudo dar de comer a todos sus hijos. Ahora proponemos diversificar las explotaciones agrarias, potenciando los recursos forestales.
No deseamos que ocurra con las Casinas, lo mismo que ha ocurrido con las “pintas”.
Obligaron a los productores de leche a invertir en sus explotaciones: ordeño mecánico, equipo de refrigeración, control de grasa, compra de “cuota lechera” etc. para dejarlos más tarde colgados, con la excusa de que lo pedía Europa. Abandonando al pequeño ganadero en beneficio de las grandes centrales. Todo lo contrario de lo que se hace por ejemplo en Canadá, de apoyo a los pequeños productores.
No queremos a nuestros pueblos, semidesiertos, esperando  a que venga el turista de turno de “higos a brevas” a tomar un café o un culín de sidra, para cantar aquello de “qué bello era mi valle”.
Recordamos a nuestro amigo “Dorilu” recorriendo los pueblos del concejo de Llanes como churrero, cuando clamaba a todos los vientos “socialistas de oficinas y chaleses que nos vendéis más cara el agua que la leche”.
Muchos lo tomábamos en serio y nunca nos reímos de sus mítines.
Queremos que Asturias pueda producir su leche, por lo menos para sus queserías y no tenga que ser leche foránea la que fabrique sus quesos, como ocurre, muchas veces, en la actualidad.
Deseamos que puedan seguir las explotaciones ganaderas para carne, aunque está ya asegurada la presencia de nuestra raza autóctona y tengan que luchar contra los “falsos positivos” y el estricto control ecológico.
En fin, soñamos con dar vida a la Asturias rural, mediante las explotaciones forestales y ganaderas.
Los problemas de la agricultura y la gran estacionalidad del turismo, en los pueblos que lo tienen, sería otro cantar.
Muy agradecido

Miguel Bueno.
 
Fotografía 1 Valle lago, Somiedo. M. Bueno
Fotografía 2 Buscando la sombra, Piedra, Llanes. M. Bueno

12 diciembre 2015

Revolución del pan y el queso. Iznájar. Cordoba.



Iznajar, un pueblo de 4714 habitantes, en el corazón de Andalucía, haciendo de límite entre las provincias de Córdoba, Málaga y Granada, está rodeado de dos mares: un mar de olivares y un mar de agua dulce.

El mar de olivos se ve interminable desde cualquier ruta por la que se acceda al pueblo, y el pantano que lleva su nombre, el mayor de Andalucía, recoge las aguas de sierra Nevada a través del río  Genil, y casi aíslan al pueblo en una península.

Iznájar del árabe Hisn-Ashar, significa castillo alegre y entre los años 1010 y 1025 fue capitalidad de reino taifa de Habus ben Maksan, hasta que en 1025 trasladó  la capital a Granada.

Además de la belleza del enclave, su casco, limpio como una patena, su castillo y su gran iglesia, nos ha llamado la atención el azulejo recordando la revolución republicana de 1861, conocida como la revolución del Pan y el Queso, que levantó a los campesinos contra Isabel II.

El Bando de Rafael Pérez del Álamo, no tiene desperdicio.

CIUDADANOS:

Todo el que sienta el sagrado amor a la libertad de su patria, empuñe un arma y únase a sus compañeros: el que no lo hiciese será un cobarde o un mal español.
Tened presente que nuestra misión es defender los derechos del hombre, tales como los preconiza la prensa democrática, respetando la propiedad, el hogar doméstico y todas las opiniones. 
Rafael Perez del Álamo


Breve apunte sobre la Revolución del pan y el queso. 

El 28 de junio del 1861 al grito de “Viva la República y muera la reina”, 600 hombres al mando de Rafael Pérez del Álamo (Loja 1829 - Arcos de la Frontera 1911), tomaron el cuartel de la Guardia Civil de Iznájar (Cordoba) y su Ayuntamiento.
Al día siguiente, 29 de junio entran en Loja. Feudo del cacique de Isabel II, el general Narváez. La rebelión se extiende por Archidona, Íllora, Huetor-Taja y Alhama. 
El día 3 de julio las fuerzas gubernamentales del capitán general de Granada, Serrano del Castillo, se dirigen hacia Loja, y ante el temor a los desastres de la guerra, la población pide a Pérez del Álamo abandone  el pueblo, retirándose este con sus 6.000 hombres hacia Alhama. 
Rafael Perez del Álamo, de profesión albeitar, (herrador y senador de bestias) se comporta común verdadero estratega y saca a todos sus hombres de Loja sin ninguna baja.
Desde Alhama intenta llegar a Granada, pero sus fuerzas son derrotadas en la pedanía de Las Pilas cerca de Zafarraya (Granada).
Al finalizar la revolución, son fusilados 116 hombres y deportados otros 400. Perez del Álamo consigue huir y se refugia en Madrid. Al año siguiente, Isabel II en un viaje por Andalucía, decreta la amnistía de todos los sublevados, incluido su cabecilla Rafael Perez .
Aunque la revolución de Loja fue una rebelión popular, con honda admiración en toda España por su disciplina y respeto hacia la vida y las propiedades, desde un principio se intenta tergiversar sus fines.

Ya el periodista y escritor sevillano, Joaquin Guichot en su Historia General de Andalucía de 1868, duda de las ideas y motivos de la revuelta y actualmente el silencio es tal, que ni siquiera se recoge en La Gran Enciclopedia de Andalucía publicada a inicios de la autonomía.

El propio Perez de Álamo en su “Apuntes sobre dos revoluciones andaluzas” sale al paso de lo escrito por Joaquin Guichot:

“Pero voy a contestar una a una todas las preguntas del Sr. Guichot: ¿Qué bandera enarboló aquel jefe? La de la Democracia. ¿De qué naturaleza fueron sus aspiraciones? De naturaleza republicana. ¿De dónde partía y a dónde se dirigía? Partía de una monarquía hipostática e iba a una república humana. ¿Contra quién se levantó en armas? Contra la monarquía y la dinastía. ¿Qué es lo que quería derribar y qué tenía preparado para el día en que el éxito coronase sus esfuerzos? La primera parte de esta pregunta está ya contestada, y la segunda parte puede ser contestada diciendo: Muchos de los que me rechazaron cuando me vieron vencido, habrían acudido presurosos en mi auxilio para preparar aquello que habíamos de sustituir lo derribado¨


Perez del Álamo

El nombre de "Revolución del pan y el queso" le vino dada por ser el avituallamiento que recibieron sus hombres por los vecinos de Iznájar.
La principal reivindicación fue el reparto de la tierra, al no llegar ninguno de los beneficios de la Desamortización  de Mendizabal a los jornaleros andaluces.