Islandia emerge en el centro
del Atlántico como una isla de la gran
cordillera, Dorsal Atlántica, que recorre todo el océano, separando las placas
Eurasiática y Norteamericana, es el límite constructivo de las placas, donde se
genera corteza continental, tan activo en Islandia que son numerosos los volcanes, fumarolas, geyseres y aguas
termales.
Son muchos los lugares donde
se puede observar el rift de la dorsal, la fosa tectónica donde tiene lugar la
separación. Uno de ellos es el denominado puente entre dos continentes muy
cerca del aeropuerto de Reykjavik.
Al llegar a Islandia en
verano, sorprende la casi ausencia de nieve, solo restos de neveros en las
montañas que rodean la capital y algún glaciar en las zonas más elevada. La
temperatura media del mes de enero es de 0 º C y de 11 º C en julio en la capital. La influencia de la corriente cálida del
Golfo, Gulf Stream, es fundamental para mantener estas temperaturas en unas
tierras tan septentrionales. De “tierra de hielo” solo el nombre.
Tanto, que no sales de tu
asombro al ver las cunetas y campos
repletos de las flores del altramuz
(Lupinus nootkatensis) con sus llamativos
ramos de color violeta, después te enteras que es planta invasora, llegada de
Alaska en 1945 y hasta que no hemos llegado al parque natural de Pingvellir no
hemos podido disfrutar de la belleza del paisaje autóctono.
También nos ha sorprendido
los campos de cultivos con sus bolas blancas de
hierba recién cortada y las extensiones de pastos con grandes manadas de
caballos.
Creemos que el cambio
climático les afecta y esa es la razón de ver plantaciones de árboles, aún muy
jóvenes.
En el centro de Reykjavik,
se encuentra el monumento a Leif Eriksson, nacido en Islandia, colonizador de
Vinland, en Terranova (USA), 500 años
antes de la llegada de Colón al continente americano. Colonia que perduró hasta
el 1400, con el inicio de la pequeña
edad de hielo que hizo bajar las temperaturas desde el optimo climático
medieval de los siglos X al XlV.
Leif, nacido en Islandia,
era hijo de Erik el Rojo de familia noruega desterrado a Islandia, descubridor y colonizador de Groenlandia en el 982.
En las fotografías he querido
mostrar un volcán fisural, otros puntuales, las fumarolas, geyser , campos de cultivos y ganaderos,
junto con algún detalle del paisaje y cascadas tan abundantes en toda la isla.
Las flores son los lupinos que tapizan todas las cunetas en el sur, tan
llamativas como invasoras, espero que no hayan colonizados las tierras del
norte.
Impresionante tito. Naturaleza en estado puro!
ResponderEliminarDisfrutad mucho. besos a todos
Cris
Con cada foto se disfruta de la grandeza de esos paisajes, soberbios!
ResponderEliminarGraciñas, Miguel, a disfrutarlos intensamente, bicos!
inigualeble Islandia, esos caballos salvajes me han conagiado de buen humor.
ResponderEliminarAbrazos
Formidables fotos Miguel. Vengo regresando del post siguiente... y genial la documentación que aportas. Nos haces desear un viaje a esa maravilla de país donde el paisaje lo es todo.
Un abrazo MyM
· LMA · & · CR ·
Todo es puro espectáculo pero además de los que nos ofrece la madre naturaleza que son los buenos.Un abrazo
ResponderEliminar