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09 agosto 2017

Glaciar Mer de Glace. Chamonix. Francia. 1993-2017



Hace 24 años llegamos a  Chamonix desde Ginebra. La carretera recorría un amplio valle fluvioglaciar, donde el paisaje lo formaban  los prados de color verde claro de las granjas ganaderas, con el horizonte abierto a los Alpes de Chamonix.
Hoy, de ese paisaje no queda nada, todo el valle es un gran bosque repleto de naves industriales y de servicios, irreconocible a nuestros ojos.
Otro tanto nos ocurrió cuando subimos al Mer de Glace en su tren cremallera. El paisaje de montaña espléndido, pero apenas con unos pocos neveros. El Mar de Hielo, desaparecido. Aquel espectáculo de un mar blanco, no existe.  Muy abajo y al fondo quedan las morrenas que cubren el hielo fósil.
A mediados del XIX (pequeña edad del Hielo) el glaciar llegaba al fondo del valle de Chamonix.
En 1993, con un corto paseo desde la estación del ferrocarril podías  caminar sobre el propio glaciar. (Las dos fotografías con mis hijos, Mariangeles  y Enrique.
Ahora, en lugar de usar el telecabina para bajar al glaciar, dimos un paseo precioso por el bosque, siguiendo las marcas de los antiguos niveles alcanzados por el glaciar durante la pequeña edad del Hielo, en el siglo XIX.
Espectacular también los depósitos morrénicos elevados sobre el nivel glaciar actual y todo el valle del Mer de Glace a lo lejos.
El Epilobium angustifolium, laurel de San Antonio, frente a  la morrena lateral, en la orilla del glaciar.
Coincidimos con un grupo de brasileiros, que desde la Amazonía, se habían desplazado a los Alpes.
En otra toma, una muestra de los cristales de cuarzo ahumado por acción radiactiva del granito sobre los cristales de cuarzo transparentes (cristal de roca). En el pequeño museo de cristales, junto al bar de la estación.















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