13 julio 2010

Concurso de pintura



A Gladys

Ganó el concurso, el trabajo era espléndido, pero el cuadro no era suyo. Como muchas otras veces ocurrió, un error de última hora, le adjudicó el cuadro a su firma, y él no tenía ni idea de haber pintado esas figuras tan mezcladas, que de lejos parecieran una sola y al mirar de cerca se separaban en un torbellino de luz y cuerpos eléctricos en su desnuda sencillez. El cuadro no era figurativo, pero tampoco abstracto, o mejor, tenía varias visiones según con el ojo que se mirase. De frente parecía una cosa y de perfil otra muy distinta, pero no era suyo, aunque acabase de oír por los altavoces su nombre unido al título de la obra ganadora “Oscuro amanecer”.

Recuerda muy bien que él envió una marina submarina, donde el agua transparente parecía surgir de las profundidades para ir poco a poco a unirse en el otro extremo del cuadro al espacio abierto en el cielo infinito, de un color casi azul celeste igual que en los amaneceres del pueblo, cuando la madrugada aún no había acabado y el sol retrasaba su salida tras las sierras de levante.
No le dió importancia. Como acabamos de decir, eso mismo había ocurrido otras veces y siempre tuvo que dar la cara, subir al escenario, recoger el premio, y mirar de reojo a su verdadero cuadro, que permanecía solitario en el centro del panel de la izquierda.

Ayer ocurrió algo distinto; el fallo del jurado se daba en la sala “atardecer” del circulo cultural “Buenas Amistades” de Pacanda. Asistían todas las fuerzas vivas de la ciudad y varios críticos en arte venidos de la capital.
La obra premiada llevaba por título “Amanecer soleado” aunque no aparecía directamente el sol, sino que la luz matutina inundaba todo el espacio del cuadro como si una bombilla lo iluminase desde la parte de atrás.
Su nombre salió con la primera plica unido al título de la obra, pero en el momento de dirigirse al escenario, vio como desde el fondo de la platea se levantaba un señor, con rasgos semejantes a los suyos, con la clara y manifiesta intención de ir a recoger el premio. No se achantó, siguió por el pasillo y aceleró el paso al subir los primeros escalones, sin advertir que el otro ya estaba tras él, subiendo la misma escalera.

Fotografía de Piedra: Bahuinia en Maro

6 comentarios:

Cris dijo...

José Saramago dijo: Dentro de nosotros hay algo que no tiene nombre y eso es lo que somos. Tu cuento me gustó mucho y trajo su frase a mi memoria. Cariños

Miguel Bueno Jiménez dijo...

Gracias Cris. Sería un honor que algún cuento mio subiese a tu magnifico blog.
Mira el de Kendra y Enriqueta a ver si te gusta.
http://miguelbueno.blogspot.com/2009/07/kendra-y-enriqueta.html

Expresiones
Piedra

alfonso dijo...


Un gran relato. Un placer leerlo por su fluidez y su sorpresivo final.

Saludos

CR & LMA
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Miguel Bueno Jiménez dijo...

Gracias Ñoco, se agradecen los comentarios que vienen de un artista de la fotografía y la escritura como la copa de un pino.

Expresiones
Piedra

Sara dijo...

Que bonito Miguel....hoy lo siento muy cercano...me has tenido intrigada hasta el final y....vaya final!!!ufffffffffffff. Chapó.

Un abrazote inmenso con una añoranza de LLanes terrible, a través de ti, puedo sentir esa presencia de LLanes más cerquita.

Miguel Bueno Jiménez dijo...

Sara, en agosto estaremos en Pacanda, si andas por LLANES ya intercambiaremos rincones para fotografiar.
Besos