Si, yo conocí a Don José, maestro nacional en Nerja. Había llegado de detrás de nuestra sierra Almijara, de un pueblecito llamado Játar. Mucho tenía de señor de su tierra, ya de mayor lucía una barba quijotesca, y algo de Quijote si tenía: su amor por los libros.
Era tal su cariño que no conocía libro malo y su casa era un dije. En cada rincón, encima del quicio de las puertas, en baldas entre dos sillas, en paredes repletas, en la cocina, en un armario del cuarto de baño, en cualquier sitio, había libros.
Y sus libros no eran puro adorno. Se quitaba sus gafas de miope y parecía probarlos. Los leía tan de cerca, que seguro le sacaba el gusto. Se deleitaba con la lectura y rara vez levantaba la cabeza para descansar. Claro, su sabiduría era enciclopédica. Además de saber latín y griego su conocimiento de la Historia era tal, que no había tema del que no estuviese documentado.
Tan Quijote que, por amor al arte, montó la biblioteca municipal de Nerja recopilando los libros que ya no le cabían en casa; pero no en un edificio cerrado. La abría al público y recomendaba lecturas a todo el que caía por allí
A mi me dio a leer a Pereda, Valera, Azorín etc., y no se cómo, después de la Odisea, llegué a leerme Os Lusiadas de Camoens, sin saltarme las memorias de De Gaulle o las de Rommel. Si, me hizo un empedernido lector y a él le debo mi amor por los libros.
Don José Cobos Ruiz; murió el día del libro, hace hoy 25 años. Cuando cojo entre mis manos algún libro, siempre lo tengo presente.
Y sus libros no eran puro adorno. Se quitaba sus gafas de miope y parecía probarlos. Los leía tan de cerca, que seguro le sacaba el gusto. Se deleitaba con la lectura y rara vez levantaba la cabeza para descansar. Claro, su sabiduría era enciclopédica. Además de saber latín y griego su conocimiento de la Historia era tal, que no había tema del que no estuviese documentado.
Tan Quijote que, por amor al arte, montó la biblioteca municipal de Nerja recopilando los libros que ya no le cabían en casa; pero no en un edificio cerrado. La abría al público y recomendaba lecturas a todo el que caía por allí
A mi me dio a leer a Pereda, Valera, Azorín etc., y no se cómo, después de la Odisea, llegué a leerme Os Lusiadas de Camoens, sin saltarme las memorias de De Gaulle o las de Rommel. Si, me hizo un empedernido lector y a él le debo mi amor por los libros.
Don José Cobos Ruiz; murió el día del libro, hace hoy 25 años. Cuando cojo entre mis manos algún libro, siempre lo tengo presente.
Gracias Miguel por esa semblanza de mi padre. A mí también me dio de leer y me inyectó en vena la pasión por los libros.
ResponderEliminarSobre todo, me enseñó que todo lo que está escrito no tiene por qué ser verdad y que los libros no te enseñan a buscar las respuestas sino a hacerte preguntas.
Veinticinco años han pasado ya y yo lo llevo conmigo todos los días.
Gracias, gracias, gracias
Chiqui desde un pueblo donde no se ve el mar.
Un honor verte por esta tu casa. Las gracias a tí, ha sido un placer. Expresiones
ResponderEliminarGracias a personas como Don José, vale la pena vivir, leer y escribir.
ResponderEliminarDeberían existir muchas y en todas partes.
Gladys
Gracias, gracias y gracias.Conchy.
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