Anica "La duquesa"
No era como otras veces. Esta vez se había ido sin avisar. No dijo ni: “me voy”. Aunque es cierto que tenía motivos; su hija, Carmela, se había “subido a la ventana” antes de tiempo y el cura no quería casarla si no era de madrugada.
Seguro que había cogido el tren a Madrid y quién sabe cuando volvería.
En casos como este, Anica echaba mano de sus dotes de espiritista y tras la puerta, con su pañuelo negro a la cabeza, convocaba a sus difuntos para que le informasen de las andanzas de su marido.
Seguro que has ganado, se lo merece.
ResponderEliminarUn abrazo, amigo Piedra.
Seguro que has ganado, se lo merece.
ResponderEliminarUn abrazo, amigo Piedra.
Amigo Gore, de anónimo nada. Tales elogios sólo pueden ser tuyos.
ResponderEliminarUn abrazo
Si estuvieran las ventanas más bajas...
ResponderEliminarSaludos y suerte
me gustaría que fuese el inicio de una novela, a mi los microrrelatos me dejan muertecita de hambre.
ResponderEliminarBesito
Amigo Sergio, las ventanas estaban altisimas y si encima se quedaban preñadas era toda una maldición. Tenían que casarse de madrugada y de color; visto desde hoy parece increible el poder de la Iglesia.
ResponderEliminarExpresiones
Qué mas quisiera que fuese capaz de escribir una novela.
ResponderEliminarUn abrazo querida White, ya nos vemos en casa de Nofret.
Querido Miguel:me ha calado Anica por ser "reina" y por tener coraje.
ResponderEliminarSeguramente, si camino por las calles de Madrid, tal pueda descubrirla por su pañuelo negro o caminanado de mano con su marido"el andariego"
Espero que desarrolles más este tema.
Está muy bien planteado.
Éxitos ...te lo mereces
Un abrazo
Susana
Querida Susana:gracias por los ánimos que me das, ya veremos si hay suerte.
ResponderEliminarUn abrazo
Este relato ya lo conocía, lo tienes en algoparacontar?
ResponderEliminarBueno, lo importante es que encantó.
Gladys