19 noviembre 2008

Desde mi butaca




A Nofret

Hoy he visto perderse el perfil de los árboles en el horizonte, al principio se recortaba sobre un cielo rojizo que poco a poco pasó a gris y al momento dejó de verse, se fue como por ensalmo. Son encinas, robles y fresnos. Los fresnos y robles parecen fantasmas desnudos al perder las hojas. Sólo destaca el porte de las encinas, sus copas grandes, redondeadas, me señalaban el horizonte sobre el cielo que ya presagiaba el agua.
La lluvia empieza a caer lentamente y la música de las canales suena intermitente. Ahora tras la ventana sólo veo oscuridad, como si la oscuridad se viese; pero el cantar de la lluvia, me dice que existe, que fuera está la lluvia y algo más. Deben seguir los árboles aunque no los vea, hay cosas que están sin ser vistas. Debe seguir el aguilucho que caza en el prado vecino, ¿tendrá un lugar donde refugiarse de la lluvia? o como hace a veces, ¿se subirá al palo más alto de la cerca o se esconderá entre el follaje de las encinas? Deben seguir los petirrojos, que durante el día revolotean por el prado buscando su comida. ¿Dónde se refugiarán los topos en la tierra encharcada? ¿Encontrarán cobijo bajo las piedras del muro, o se esconderán bajo el porche de la entrada?
La lluvia cae lentamente, es un agua tranquila que empapa la tierra, el sonar es suave, a veces parece perderse en el silencio de la casa. !Qué dicha no tener televisión!, poder oír el ritmo de la lluvia que suena en las canales y en otros momentos se hace casi inaudible.
Este otoño vino lluvioso, ha sido un buen año de setas. Las lepiotas se han criado hermosas, era una delicia entreverlas bajo las encinas, junto a las lepistas y champiñones.
El acebo ha echado hojas nuevas, hojas tiernas, de un verde claro entre las bolas rojas y las hojas viejas, oscuras.
La camelia está repleta de capullos, promesas de flores grandes para que cuando lleguen los fríos del invierno adornen la portada con su color grana.
Los rosales ya los he podado, están preparados para la invernada, y los cerezos tienen su copa formada, esperando con sus yemas llenarse de cerezas esta primavera.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

ANTES DE MIRAR CON TUS LETRAS, YA PERCIBÍA LOS AROMAS A TRAVÉS DE TU VENTANA.
UN PLACER LEERTE. BESITOS

Miguel Bueno Jiménez dijo...

Querida White, ya te comentaba la alegría de volver a encontrarte; mucho más, si es en esta tu casa.
Un abrazo

Anónimo dijo...

!Qué envidia Miguel! !Qué paisaje! !Qué paz respiran tus letras!
Huele a tierra mojada. Gracias.
Me encantó recrearme en tu narración.
Te dejo un saludo afectuoso, siempre al Sur.

Miguel Bueno Jiménez dijo...

Querida Perseida, ya estoy camino a nuestro Sur. Esta noche soñé que haciamos una edicción conjunta muy pequeñita con tus poemas y algunos de mis relatos. Podemos seguir soñando.
Expresiones

Anónimo dijo...

Mi querido Miguel:
Qué hermoso paisaje ves desde tu butaca... el alma canta y sus gorgeos trasmiten hacia todos lados lo que sientes.
Un alma en paz puede captar la esencia misma de cada uno de los elementos del pàisaje.
Aquí en el sur, muy al sur, es verano. Las calandrias cantan y coquetean con los mirlos en sus melodías
Los álamos se elevan al cielo llevando nuestros pedidos...mientras desandamos los días hacia nuestro interior profundo.
Qué hermoso sería poder caminar por tu tierra y la mía!
Un abrazo enorme
Susana