17 diciembre 2009

Decidme cómo es un árbol.




“Decidme cómo es un árbol.
Decidme el canto del río
cuando se cubre de pájaros.”
Marcos Ana


Marcos, un árbol es grande.
Grande
como la mirada de la madre.
Grande
como el primer amor.
Grande
como los brazos abiertos del hijo.
Grande
como la sonrisa del nieto.
Alto
como la luz del alba.
Ancho
como el agua en la mar.
Generoso
como vientre de mujer.
Callado
como amor de padre.
Fuerte
como tu lucha por la libertad.



Al poeta Marcos Ana lo tuvo Franco 23 años en la cárcel, a la salida luchó por ayudar a los presos.
Ahora a sus 90 años ( menos 23), ha publicado unas emotivas memorias "Decidme cómo es un árbol".

Fotografía: Ficus, parque Maria Luisa. Sevilla

16 diciembre 2009

Expresiones afectuosas


De nuestro rey Baltasar, expresiones afectuosas en las próximas fiestas, para todos los amigos de Piedra.

04 diciembre 2009

Duele mi tierra sedienta




Duele este sol de diciembre,
dura luz de los días
en la tierra reseca
del largo verano
sin lluvia de meses.

Clama inclemente
el labriego.
Perdió la voz
en rogativas sin destino,
mirando al cielo
por ver si nubla el sol
y el viento trae
un aire distinto.

Siente el campo mustio
el caminante,
que extraña cómo
florece aún la alhucema
y resiste la dura encina.

La tierra calma
espera sin protesta
que el agua fecunde
la simiente.

Duele ver al rebaño
recorrer el pasto
en busca de verde.
Duele mi tierra sedienta.

Fotografía: campos de Isla Mayor. Sevilla

03 diciembre 2009

Añoranza de Pacanda




Desde este largo verano sevillano, entrado ya el mes de diciembre, quién lo iba decir, añoro la luz de Pacanda.
Añoro los prados verdes y la lluvia en calma; el color de la roca y esa nube que a veces limita el bosque señalando dónde está la montaña.
Seguro que los fresnos están de invernada y sus hojas después de tapizar los caminos, fertilizan la tierra cercana; los rosales del muro habrán perdido ya sus flores y esperarán para pasar en letargo el duro invierno.
Quizás Llabres, en su altura, aparezca blanca, cubierta por la nevada, y el aguilucho busque refugio cerca del caserío al calor de las chimeneas.
Puede que en las mañanas la hierba se cubra de escarcha y poco a poco el calor del sol cambie el blanco por el verde, un día sí y otro no.
De seguro que el corzo seguirá pastando en el prado vecino, pero ya no seguirá atento mis movimientos al salir o entrar en casa; no veré al petirrojo saltar del muro al prado buscando su sustento entre la hierba, ni a las lavanderas con su baile de cola, en su ir y venir a la puerta, como si tuviesen querencia por la vivienda.
¿Qué queréis?, yo desde Sevilla, añoro mi Pacanda

fotografía: Piedra. Llanes "Pacanda"

02 diciembre 2009

25 noviembre 2009

Amor, amor mío




" Como yo te he querido..., desengáñate:
¡así no te querran! "
Gustavo Adolfo Bécquer


Amor, amor mío
¿recuerdas aquella tarde
cuando el sol se detenía
y el aire estaba en calma
a la sombra de la ceiba?

¿Recuerdas, amor mío
que como colegiales los dos
teníamos vedado salir del jardín
mientras la brisa traía
aromas de la mar cercana?

Amor mío, ¿recuerdas
la primera vez que
tus manos entre las mías
hicieron vibrar todo mi ser?

¿Te acuerdas, cómo
el temblar de tus labios
delataban tu sentir?

¿Recuerdas?... hace ya medio siglo
y parece que fue ayer.

Fotografía: Monumento a Bécquer. Sevilla

22 noviembre 2009

Sevilla. Cañada de los pájaros







Mi hija me ha regalado una máquina fotográfica con muchos botones. Os paso las primeras pruebas de hoy en la Cañada de los pájaros cerca de Sevilla. Hasta ahora disfrutaba con la automática de bolsillo, espero que os sigan gustando mis fotos.

Fotos de Piedra

04 noviembre 2009

A cuatro leguas de Pacanda





Braulio se crió a cuatro leguas de Pacanda, en una casa pequeña donde había más flores que espacio para los cuatro hermanos.
Ana, la menor, crecía en silencio, como un susurro; a ella sólo le gustaba oír el canto del jilguero cuando sacaban la jaula al sol de la puerta. Su música le acompañaba en los juegos de niña solitaria. La recuerda muy bien, como si fuese ayer, con las dos trenzas rubias y esos ojos azules con un fondo de tristeza, quizás, por tener que jugar sola con aquel gato tan arisco que no quería moverse del rincón al sol, en el alféizar de la ventana.
Los dos hermanos mayores eran varones y con tanta diferencia de edad que coincidían en poco, no se veían ni a la hora de cenar. El trabajo con el ganado era tan duro, que cuando acababan de ordeñar a mano las vacas, Ana y Braulio ya estaban en la cama.
Braulio, en medio como el jueves, no tenía edad para acompañar a su hermana en los juegos, ni años para trabajar con los mayores.
En aquellos veranos tan largos, salía por la mañana al río, donde dejaba correr su fantasía mirando cómo lo hacía el agua. A veces seguía el vuelo de las libélulas y descubría que se posaban unas encima de otras, imaginaba algo parecido a lo que hacía el gallo con las gallinas, pero aún más difícil.
Otras veces cuando soplaba “el gallego”, pasaba las horas muertas en el campo del bramadorio, donde la rebeldía de la mar hacía bramar los bufones levantando nubes de espuma como si una fuerza, cósmica más que telúrica, quisiese unir la tierra con el cielo.
Esos días volvía a casa con ganas de charlar con su hermana y le contaba lo duro que tenía que ser para la mar querer acercarse al cielo atravesando la tierra.

Fotografía: Bufones de Pría ( Llanes )

02 noviembre 2009

Luz de Pacanda




Esta luz de Pacanda
con el cielo entreverado
de pequeñas nubes.
Este sol de noviembre
que acaricia suave
el regalo de mis días.
¡Qué dicha
el otoño de la vida!
tan alejado del tiempo
en que curas sin alma
amenazaban
con el “fuego eterno”
a inocentes criaturas.
Hoy vi la mar
estaba en calma.

Fotografía: Sierra del Cuera, Llanes

25 octubre 2009

Pacanda

http://pagesperso-orange.fr/patzcuaro/mx/07/fotos/isla%20pacanda%2001.jpg


Resulta que Pacanda además de ser un pueblo de Asturias al que puse nombre durante un sueño de una noche ganada, también existe en la realidad del estado de Michoacán de Ocampo en México, donde así es llamada una isla del lago Pátzcuaro.
El nombre proviene del purépecha y significa " empujar algo al agua".
Quién iba a decirme que soñaba en purépecha.

23 octubre 2009

Regalo




Bebió el agua que tanto tiempo hacía que no cataba y consiguió encontrarle sabor, el sabor de su juventud, cuando tuvo que abandonar su querida Tereñes para ir a una Venezuela inhóspita, a la que no sabía si llegaría a querer tan solo un poco de lo que amaba a su querida Asturias. Había perdido su acento, logrado con la facilidad que da escuchar a los tuyos, de tanto oír hablar el castellano de ultramar. No tuvo la suerte de ser emigrante en un país donde la lengua fuera tan extraña, que le hubiese mantenido los dejes de su casa intactos.
Realmente, su vida en Venezuela fué un paréntesis. No tenía historias que contar, pues el tiempo transcurrido no llegó a transformarse en eso, en historias que contar. Ni tan siquiera contó el país con un presidente que diera que hablar, hasta muchos años después de su regreso. Fué la vida de otro, la vida sin vivir.
Buscó sus huellas por el entorno, pero no hubo suerte. Cómo era posible que los dinosaurios lo hubiesen logrado y él, que se había mantenido fiel a su tierra desde tan lejos, no encontrase el menor vestigio de sus madreñas. Dónde estaba el premio a la fidelidad, a esos años no vividos aguardando el regreso a la verdadera patria querida de la canción, que hubo veces que bebió hasta que los perros le lamieron el hocico, para entonarla, o desentonarla en su caso, como Dios manda.

Texto de mi querido Rafa Utrera. Fotografía de Piedra, hoy, desde la ventana en Pacanda

22 octubre 2009

En recuerdo de Miguel "El Grande"




Bajaba de la sierra
con palmitos y esparto
un día de mala suerte.
Tres penas de muerte
le impuso el tirano
por pasar por el puente
de Ana María
la tarde que estalló
el petardo.
Cuando le conocí,
venía de recorrer
los penales de España,
de Ocaña a Santoña,
de Santoña al Dueso
del Dueso a Ocaña
y vuelta a empezar,
durante los veinticinco
años en que le quedó
la perpetua con la remisión.
Aún era recio
y de potente voz.
Ahora no es nada
-me contaba-, antes pegaba
un grito
en lo alto del río
y se oía en la mar.
Fue a regresar al pueblo
aquel año de las papas baratas
y decía con su vozarrón:
a mi qué me da
el precio de las papas,
salí de tres penas
de muerte,
ya aguantaré que
las papas no valgan.


Todo es real en el poema. Mi pariente Miguel, tan grande como buena persona, estuvo media vida en la cárcel por ser el primero en pasar después de haber explotado una bomba bajo el puente de Ana María cerca de Nerja (Málaga). Lo condenaron injustamente a tres penas de muerte, como si fuese a vivir tres veces; después se la conmutaron por cadena perpetua y salió de la cárcel con la amnistía a los 25 años de la guerra civil.
Cuando le conocí acababa de llegar a Nerja, donde labraba unas pequeñas tierras. Vestía pantalón de pana raído por el uso y chaqueta de tela. Su voz era tremenda, parecía salir del interior de la tierra. Es cierta la anécdota del precio de las patatas ( papas en Nerja ). Cultivó papas el año de su regreso a Nerja y al cosecharlas no se costeaba ni el precio de la simiente.

Fotografía: Puente de Ana Maria. Nerja