29 septiembre 2016

Vegas de Sotres. Picos de Europa. Asturias.



A finales de septiembre, con una temperatura veraniega y sin haber aparecido aún el otoño ni en la arboleda, hemos dado un paseo a las Vegas de Sotres.
Se puede dejar el coche al inicio del carril  que da paso a  Pandébano y a las Vegas, en la curva pronunciada de la carretera a Sotres.
Nosotros dejaremos a la derecha el carril  a Pandébano que acerca a los Urrieles y cogeremos al frente el de la Vega, sobre los invernales de Cabao, tras dejar atras los del Teju, que cómodamente recorre el fondo del valle periglaciar, encajado en  el gran valle glaciar que llega hasta los puertos de Aliva.

Las Vegas de Sotres se  localizan sobre el fondo plano del valle periglaciar.  Un invernal para recoger al ganado los días malos del invierno, con las viviendas aún en buen estado.
Al fondo del caserio, destaca un ejemplo espectacular de modelado periglaciar , el cono de derrubios,  producido por gelifracción         (fracturas de las rocas por la acción del hielo-deshielo) y  posterior depósito gravitacional.
Aunque el caserío parece hoy abandonado,  las vegas rebosan de vida,  a los rebaños de  vacas y ovejas se unen las piaras de rebecos que bajan a  disfrutar de la hierba fresca en la misma vega.
Los rebecos estos últimos años, se han acostumbrado a la presencia del hombre que  ya no  los atosiga a tiro limpio, y no huyen ante nosotros, dejándose fotografiar a placer.
Para que la dicha sea completa, podemos disfrutar de la fuente que mana en la misma vega. Compartir el pilón con las ovejas y  mientras nosotros bebemos del caño, ver acercarse a lo rebecos.

Durante todo el camino no  dejamos de ver al pueblo de Sotres, arriscado entre peñas que parecen protegerlo de las ventiscas invernales.

Como no solo de buen agua se alimenta uno, andandito volvemos a Sotres, para tomarnos un buen plato de cabrito. El arroz con leche no lo tenían quemao y lo cambiamos  por una tarta casera de queso, pero la pitanza fue de las que recordaremos durante mucho tiempo.

















3 comentarios:

tecla dijo...

Con parajes como éstos, no hace falta soñar.
Ellos son el sueño.

Me gustaría ser piedra por donde saltan las cabras y una cueva escondida para entrar en el vientre de la Tierra.
Tierra somos.

Miguel Bueno Jiménez dijo...

Gracias Soco.
En realidad fue un día de ensueño.
Mi mujer se ha hecho momtañera después de muchos años y junto a los amigos Delfín y Carlos dimos un paseo maravilloso hasta ver los rebecos que pastaban tranquilamente junto a nosotros.

Expresiones

Piedra

alfonso dijo...


¡Que zona más hermosa es esa que tan bien describes y fotografías. Me traes buenos recuerdos, de algunas travesías que incluían esos parajes.

abrazos MyM

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