Detalles del kiosco de flores con cestas de frutas tan
llamativas, que apetece descansar un poco de la ruta prevista y probarlas.
La corona de San Esteban en
mitad del puente, claro de mármol para evitar tentaciones. Mirando de reojo al
parlamento republicano. Creo que por eso se tambalea la cruz y no como dicen
algunos, que se inclinó en el original al guardarla en el cofre.
La gran actriz mirando el
nuevo Teatro Nacional por el que tanto luchó.
Los pensamientos dando color
a los jardines ya de otoño.
El soldado medieval
deslumbrado por la farola.
El autobús navegando por el
Danubio después de realizar su recorrido por tierra.
El guarda de la porra,
imponente con su bartola, esperando que se oculte el sol para ir a casa.
La señora, ajena a la belleza
tras su espalda, pendiente de su negocio de chucherías para los turistas.
El rey San Esteban cabalgando
desde el año 1000, en que fue coronado como primer rey de los húngaros,
manteniendo firme el cetro y la corona a pesar de los siglos transcurridos.
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5 comentarios:
Piedra, sigue poniendo fotos tan preciosas, que "se queda una boba", como decimos por aquí, para decir que alucinamos con tanta belleza.
Una guagua que navega, vaya.
¿seguro que lo de la cruz de la corona es por lo que dicen o por lo que tú dices? jajajaa
Aprovechen y viajen, todo lo que puedan, que ya veo que lo hacéis, entretanto te leeremos lo que no viajamos. Ays!
Me maravilla lo Maravilloso de las maravillas del mundo. ;)
No vengo mucho porque el tiempo me oprime, me esclaviza, pero como sigas poniendo cosas así, me tendrás que echar de aquí.
abrazos
Otro buen reportaje con unas imágenes bellísimas
Un abrazo
Me encanta la cuarta!!
Todas tienen tu ojo, tu mirada, siempre tan acertada y sorprendente. La cuarta describe por sí sola el contraste del asombro del viajero ante lo que ve y la total indiferencia ante la cotidianeidad del oriundo que siempre lo ha visto en el mismo sitio y tiene más intereses prioritarios que atender.
Disfrutad mucho del viaje y sigue enviándonos estas maravillas, aunque nos muramos de envidia...
Me quedo degustando esa fruta y tan bien expuesta y reflexionando sobre la enorme resistencia de los pensamientos, tan delicados y flexibles que ningún viento los derriba.
Abrazo grande.
· Viajo por tu blog como veo que tú viajas por esos mundos, para encontrar maravillas.
· Saludos
CR· & ·LMA
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