29 julio 2010

Juego literario



Juego literario con :
Rebeldía, susurro, espacio, vuelo, mano, cósmico, música, fantasía.

Nada más despertar, con las legañas aún en los ojos y la melena enredada en mil tirabuzones, cogió la guitarra, y se encerró en el cuarto del patio a intentar poner música a la canción que había estado dándole vueltas en el duermevela de anoche. No le faltaba fantasía para improvisar. A veces el vuelo de la mano era más rápido que su pensamiento y tenía que detenerse para no romper el compás.
Tocaba como un susurro para que su padre no se despertara. Desde que formó el conjunto con cuatro amigos, tenía que esconderse para tocar. El padre no soportaba la rebeldía de aquella pandilla de mequetrefes, todos vestidos de negro con las largas melenas al viento, que querían conquistar otro mundo diferente al espacio cósmico del barrio.

Fotografía de Piedra

25 julio 2010

Sopor


En el sopor de la siesta

Soñaba que estaba despierto; me veía dormido tras el espejo.
Di la vuelta, la ventana estaba cerrada, entraba un haz de luz, me despertó del sueño. Ahora no sé si duermo o velo.

Sopor: Modorra morbosa persistente. Real Academia Española

Fotografía de Piedra: Chalet de Maro

19 julio 2010

Áyobe, julio 2010



Ahora comprendéis porqué el abuelo chorrea tanto el blog, sobre todo cuando me dice: Miguelete cuéntame un cuento de pan y pimiento.
Nadie en casa me llama Miguelete y él, únicamente cuando quiere algo especial.
Siempre tengo que comenzar con el estribillo: Po señor esto era una vez... y seguir con caballos voladores en castillos de irás y no volverás... donde los amigos de Áyobe levantan el puente levadizo para que entre montando su caballo alazán...

Bueno, otro día os cuento el cuento a vosotros...

Fotografía de Piedra.

13 julio 2010

Concurso de pintura



A Gladys

Ganó el concurso, el trabajo era espléndido, pero el cuadro no era suyo. Como muchas otras veces ocurrió, un error de última hora, le adjudicó el cuadro a su firma, y él no tenía ni idea de haber pintado esas figuras tan mezcladas, que de lejos parecieran una sola y al mirar de cerca se separaban en un torbellino de luz y cuerpos eléctricos en su desnuda sencillez. El cuadro no era figurativo, pero tampoco abstracto, o mejor, tenía varias visiones según con el ojo que se mirase. De frente parecía una cosa y de perfil otra muy distinta, pero no era suyo, aunque acabase de oír por los altavoces su nombre unido al título de la obra ganadora “Oscuro amanecer”.

Recuerda muy bien que él envió una marina submarina, donde el agua transparente parecía surgir de las profundidades para ir poco a poco a unirse en el otro extremo del cuadro al espacio abierto en el cielo infinito, de un color casi azul celeste igual que en los amaneceres del pueblo, cuando la madrugada aún no había acabado y el sol retrasaba su salida tras las sierras de levante.
No le dió importancia. Como acabamos de decir, eso mismo había ocurrido otras veces y siempre tuvo que dar la cara, subir al escenario, recoger el premio, y mirar de reojo a su verdadero cuadro, que permanecía solitario en el centro del panel de la izquierda.

Ayer ocurrió algo distinto; el fallo del jurado se daba en la sala “atardecer” del circulo cultural “Buenas Amistades” de Pacanda. Asistían todas las fuerzas vivas de la ciudad y varios críticos en arte venidos de la capital.
La obra premiada llevaba por título “Amanecer soleado” aunque no aparecía directamente el sol, sino que la luz matutina inundaba todo el espacio del cuadro como si una bombilla lo iluminase desde la parte de atrás.
Su nombre salió con la primera plica unido al título de la obra, pero en el momento de dirigirse al escenario, vio como desde el fondo de la platea se levantaba un señor, con rasgos semejantes a los suyos, con la clara y manifiesta intención de ir a recoger el premio. No se achantó, siguió por el pasillo y aceleró el paso al subir los primeros escalones, sin advertir que el otro ya estaba tras él, subiendo la misma escalera.

Fotografía de Piedra: Bahuinia en Maro

08 julio 2010

Al pino seco



En lo alto de la sierra
a lluvias y nieves abierto
el pino viejo, ya blanco
sin hojas, sin vida
permanece en pie
con el tronco recto
al cielo inclemente
de temporales y vientos.

Supo morir despacio
después de años
de dar sombra sin precio.

Hoy acaricio su tronco
envidia de la entrega
a esta dura ley
soñando en morir
con la cabeza alta
sin mirar el suelo
como el pino viejo
en la sierra del pueblo.

Piedra

Fotografía: grupoaxarquia.blogspot.com

03 julio 2010

Espejo roto


Dejó el tajo casi en el mismo lugar de ayer, hoy se había dedicado a limpiar de estéril el espacio de la bocamina. Cuando salió estaba tan negro como cualquier otro día.
Pasó a lavarse un poco, por lo menos limpiarse la cara, el entrecejo estaba ya tan oscuro que le era difícil saber su color. Cuando se miró en el espejo no se reconoció, la mezcla del carbón con el barro le tapaba completamente las facciones y le costó un mundo arreglarse un poco el pelo para no andar por la calle con esa cabeza de indio de película del oeste.
De pronto se acordó de su María y le cambió la cara, pareciera más joven pensando que María le sacaría hasta el último polvo, y el espejo, en ese momento, le devolvió una sonrisa.

Años después salió al monte por el gusto de dar un paseo y acabó a las puertas de la mina abandonada. Entró en la antigua cantina y cuando se miró en el trozo de espejo que aún colgaba de la pared, no se reconoció. Sí era él, pero esa cabeza tan blanca y esos ojos hundidos no le perecieran los suyos, entonces le vino a la mente el recuerdo de su difunta María y el espejo le devolvió una tristeza casi infinita.

Fotofrafía: Luz Rodriguez. Molino42fotoblog