25 agosto 2011
Hortensias de Pacanda
No quiero privar a los amigos de Piedra de la belleza de las hortensias de Pacanda, he realizado una selección de las flores que adornan la ventana desde donde escribo mis historias, para que cuando cante a Pacanda, podáis tener una referencia, y comprender mejor mi querencia por estas tierras.
Si alguien considera que mis fotos son dignas de ser robadas, puede ponerse en contacto con www.artesanodefotos.com y llegar a un acuerdo amistoso. Los artesanos de fotos queremos vivir honradamente de nuestro trabajo.
23 agosto 2011
Anochece en Nerja
Crecen las sombras en la sierra, ajenas
al ir y venir de la gente en el paseo del Balcón de Europa. Tienen un ritmo
distinto, tan alejado de ella, que pasan una y otra vez delante de Tragalamocha
sin mirar como cambia la luz por momentos.
El último rayo se posa en el tajo el
Sol, que para eso lleva su nombre. El Almendrón destaca su silueta y la Cuesta
del Cielo se eleva para alcanzar la nube que arrastra el poniente.
Se hace noche, y sin esperar a la oscuridad ya enciende el faro de la Punta la Mona, guiñando a los paseantes, barcos perdidos, paseo arriba y abajo.
Se hace noche, y sin esperar a la oscuridad ya enciende el faro de la Punta la Mona, guiñando a los paseantes, barcos perdidos, paseo arriba y abajo.
Algunos se vuelven antes de llegar a
ver el tajo Su Majestad, son los del pueblo, que tienen muy vista la mar, y les
molesta el aire de poniente.
Los más viejos, dan la vuelta por la
rotonda y echan una mirada a la playa, para comprobar cómo, por arte de magia,
se ha conservado la casa del calafate y la parra aún crece verde en la puerta.
Se perdieron las barcas, se perdió el
trajín de tantos pescadores, acarreando la pesca al saladero o subiendo cuesta
arriba, por el Boquete de Calahonda, para pregonar el pescado por todo el
pueblo. Cada uno en su esquina, y el que quedó sin esquina, con su capacho a
cuesta, muchas veces, incluso hasta Frigiliana.
Anochece en Nerja.
Anochece en Nerja.
Piedra
22 agosto 2011
Al pie del Cuera.
Érase que se era una villa y sus pedanías, escondidas en el bosque, al pie de la montaña. El Cuera, que así se llama la sierra, deja una estrecha franja entre el mar y las cumbres, donde se asientan pueblos como Pacanda, rodeada de encinares, fresnos, robles, nogaleras y prados de siega, para pastar a sus anchas los corzos que corren libres por sus tierras.
Hoy propongo un juego a mis amigos: localizar cinco de los pueblos que presento, todos del mismo concejo donde se plantan las fogueras al son de la gaita.
El premio, un paseo por los bellos rincones de Pacanda, para escanciar una sidra mirando al Cuera.
19 agosto 2011
Pacanda. Asturias
Son muchos los amigos que me preguntan por Pacanda, hay incluso algunos que dudan de su existencia. Pacanda es tan real como la vida de unos abuelos con su nieto, paseando el gran camión por sus vericuetos y llamando la atención de los vecinos acostumbrados al silencio de sus calles.
Parando en la bolera para contarle un cuento, mirando los prados y el bosque al pie de la montaña, con las vacas tan tranquilas sin inmutarse por nuestra presencia.
Hoy muestro un retazo de nuestra Pacanda, en un día que tocó plantar un árbol, acercarse a los caballos, mirar pastar los corzos, volver a pasear con el camión, recoger nueces del camino y disfrutar de verlas comer al nieto.
Sí, Pacanda no es un sueño, un sueño es pasear con el nieto, su padre y la abuela por sus caleyas, entre prados y casas, tan cerca de la montaña, que muchos días las nubes se quedan a vivir sobre la piedra y Pacanda toma una luz especial, entre verde y gris, como pueblo serreño que es.
11 agosto 2011
Rebozuelos en las cercanias de Pacanda.
Ayer fue un día de setas, una excusa para una tarde de campo con nuestro amigo Delfín, infatigable buscador en todos los terrenos, por muy laderos que sean.
El rebozuelo (Cantharellus cibarius) es una seta inconfundible, que en esta época, agosto, es la más agradecida. Después de algunos años, ya conocemos su querencia por ciertos rincones cerca de Pacanda; le apetece los terrenos repoblados con eucaliptos. Quien nos iba a decir, que los eucaliptos iban a traer tal manjar. Al igual que todas las setas, es una caprichosa y no en todos los lugares con eucaliptos aparece. Para mi, creo que tiene preferencia por antiguas castañedas donde abunden hoy los eucaliptos, aunque esta norma no siempre se cumpla y lo que no falla es buscarla en los mismos lugares donde la encontramos antaño. Ya decía el refrán que más sabe el demonio por viejo que por diablo.
Como no sólo de setas vive el hombre, os subo unas cuantas fotografías que fui tirando mientras buscaba los rebozuelos: El pueblo escondido entre prados y arboleda; la luz del bosque con felechos y castaños; la montaña a los pies de Pacanda; el sabor de Asturias en verano, a tiro de playa, pero guardando las distancias.
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