En esta tarde de noche prematura, cuando los relojes protestan por andar con los pasos cambiados, leo tus versos, y sólo espero el crepitar de las castañas salpicas por la sal y el fuego. Soñando compartir con los difuntos, cuando salgan a ver las flores.
Mientras tanto, recuerdo, a la gente en romería florida, camino del camposanto, en un ir venir sin prisa, charlando de las cosas de la vida con vecinos venidos de lejos para tal ocasión. Novedades ocultas a las ánimas, que se perdieron la tele, el móvil y algunos, incluso el Skype. Sin esos adelantos en su poder, ahora se hace difícil la comunicación. Antes salías al corral, y bajo la higuera sin hojas, convocabas al difunto, que presto acudía de cháchara horas y horas, con todo el tiempo del más allá.
En los andurriales de hoy en día, la cobertura anda muy mal, y las ánimas no se ponen al habla. Sigue el rito, pero sin sabor ni estilo, ya no están los puestos de castañas en el camino, ni el aroma de los boniatos asados. Ahora se ve mal charlar con los difuntos.
Para no ser menos, sueltas el ramo florido, como tu vecino, y sales corriendo a buscar el auto, que raudo te aleje del cementerio, para el caso ahora se dice parque cementerio. Y te repites mil veces, que para el año que viene encargas directamente a Interflora que lleve las flores al pasillo tres, fila segunda, nº 2015.
30 octubre 2011
25 octubre 2011
24 octubre 2011
Parque natural de Ponga. Una mirada
Los amigos del Circulo
Cultural Valdediós teníamos este fin de semana una cita con Ponga, la buena
mesa y el otoño.
Los dos primeros acudieron.
Ponga se presentó mostrando con todo esplendor sus pueblos, montañas, foces y
bosques. De la buena mesa dimos cuenta los comensales, prolongando la
“sobremesa” en animada tertulia. El otoño apenas se entrevió, ya temíamos que
no acudiese al encuentro con el verano prolongado que hemos disfrutado en este
octubre asturiano, y así fue, sólo algunas hojas levantadas por la brisa y
algún roble de avanzadilla nos indicaba que andaba cerca, pero aún le quedaban
unos días de camino.
El sábado tuvimos la dicha de
disfrutar de un día primaveral recorriendo el bosque de Peloño y su maravilloso
horizonte de Picos. El domingo, en Ventaniella, nos dimos cuenta que no
estábamos en primavera, el “gallego” nos trajo las primeras aguas del otoño y
no nos dejó disfrutar del hayedo.
Como es de bien nacido ser
agradecido, no tenemos por menos que
agradecer a la junta directiva del Circulo y en especial a nuestro amigo Martín
el esfuerzo y dedicación para que todo saliese perfecto y tuviésemos cumplida
información del Parque Natural de Ponga con la edición de un magnífico folleto explicativo.
Nos queda reconocer el valor de
las incansables explicaciones, con detalles de la vida y costumbres del concejo
y su emblemático Peloño, de nuestro nuevo amigo Gonzalo Barrena, en cada una de
sus palabras nos trasmitía su amor por Ponga.
19 octubre 2011
Ensenada de Cué y Playa de Antilles, Llanes.
En la ensenada de Cué, protegida por los castros Islona, Castrucu e Islina, durante la marea baja se forma la playa de Antilles, que en realidad es un bello tómbolo que une el castru Islona con la tierra firme. En él hemos visto pastar a las ovejas cuando es una verdadera isla, como si los animales hubiesen llegado a través del mar. El cambio producido por las mareas es tan grande, que el paisaje no se identifica de unos momentos a otros, claro que la Islona mantiene los restos de su cabaña, recordando tiempos ganaderos mejores.
Los pescadores si siguen probando suerte desde lo alto del acantilado, enfrentándose con una caña a la inmensidad de la mar, aún en días de galerna cuando las olas rompientes llegan a superar la altura de las rocas.
El acceso a la playa de Antilles ha quedado muy bien acondicionado, con aparcamiento en lo alto de la cuesta; se ha retirado el antiguo chiringuito de la playa y una baranda de madera rodea la zona verde de mirador sobre el mar.
17 octubre 2011
Musa paradisiaca de Pacanda.
No está muy claro si la paradisiaca es la musa o como dicen algunos amigos, el descendiente del moro Musa ha descubierto el paraíso en Pacanda.
El caso es que en estos días primaverales de otoño, cuando las novillas y terneros de Piedra vinieron a pastar junto a casa, bien pareciera que Pacanda se había trasladado de visita a ver su tocaya en Michoacán, allá en tierras mexicanas.
Cuando soñé con el nombre de Pacanda, no tenía ni idea que existiese realmente una Pacanda.
La hermana Pacanda es una isla en el centro del lago Pázcauro y en el idioma p’urhépecha significa “tirar un palo al agua”. Ahora que no doy ni un palo al agua, resulta que he venido a vivir a la Pacanda asturiana.
Ya, ya sabemos que vendrán otros tiempos, otros vientos, otros soles, pero que nos quiten lo bailado. Hoy mismo, cuando llegamos de la playa, vi esta luz en los bananeros y no pude por menos que pensar en mostraros los plátanos de mi Pacanda.
16 octubre 2011
Playa de Toranda, Llanes.
Al pie de Niembro se encuentra la familiar Toranda, con aparcamiento gratuito junto al arenal todo el verano y merendero con terraza sombreada.
Como curiosidad, es de destacar que el encinar vecino, hunde sus raíces en la playa y en ocasiones he visto corretear a las ardillas desde la misma arena.
El encinar es un bosque reliquia de cuando el Cantábrico tenía un clima más seco, que ha perdurado en los cuetos calizos, con fácil drenaje y fuera del alcance da la guadaña, por presencia de las rocas en la misma superficie. Muchos de los encinares, como en este caso, están alterados por la plantación de eucaliptos entre las encinas. Las encinas están muy protegidas en todo el concejo de Llanes, un paso más, sería limpiar los cuetos de eucaliptos y proteger integralmente el encinar.
No es el caso en esta presentación sobre Toranda, pero pasear por el sotobosque es ir identificando infinidad de arbustos del bosque mediterráneo.
Como no sólo de pan vive el hombre, he querido subir una toma para que os fijéis que las gaviotas y cormoranes, aunque vecinos, no andan revueltos, cada uno tiene su posadero en islotes distintos cercanos a la orilla.
15 octubre 2011
Playa La Ballota, Llanes.
Como dos niñas gemelas, las playas de Andrín y la Ballota son tan semejantes que parecen un modelo geológico repetido.
Ambas comparten el castro Ballota frente a ellas; las calizas rojas del Carbonífero en los promontorios laterales; las cuarcitas del Ordovícico en el centro de la ensenada y las finas arenas tintadas de rojo por el oxido de hierro.
Claro que, como les ocurre a las niñas, de cerca tienen su singularidad: en punta Ballota, a poniente de la playa, el bufón “Silencioso” puede elevarse 50 m. en los días de mar brava y llegar a verse desde el mismo Llanes; en el extremo occidental un crestón calizo en la arena divide la playa en dos, según algunos separando los textiles de los nudistas, aseveración que no resulta ser cierta, pues ambos especímenes rondan por toda la playa. Otro detalle, los pliegues de las calizas rojas en el acantilado del este, anticlinal tumbado y pliegue falla, son tan espectaculares que bien merecen ser destacados en la presentación fotográfica.
Un único pero, la escalera desde el aparcamiento al arenal, en lugar de una rampa de acceso más cómodo.
12 octubre 2011
Playa de Cuevas del Mar. Llanes.
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En la playa de Cuevas del Mar el espectáculo dominante es geológico. Las calizas del Carbonífero superior, formación Picos de Europa, rodean la ensenada del río Ereba, que ha desmantelado una serie de galerías, antes subterráneas, de cuando el nivel freático era más elevado.
Aunque las más llamativas, con el espectacular arco y los rellenos conglomeráticos, queden a la derecha de la playa, se recomienda recorrer el borde izquierdo, donde galerías con estalactitas y estalagmitas reciben el saludo de las olas cada vez que sube la marea.
Desde la cala “La Playina” en dirección noreste se accede a Cabo del Mar o punta de San Antonio, donde se encuentra la capilla del mismo nombre que guarda los restos de los antepasados del conde de la Vega del Sella y podemos disfrutar de las vistas del hermoso arco de la Puente apoyado en la misma mar.
11 octubre 2011
Playa La Franca, Ribadedeva. Asturias.
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En el mismo límite oriental del concejo de Llanes se encuentra la espectacular playa de la Franca, en la desembocadura del rio Cabra.
Para acentuar que ya estamos en otro concejo, el de Ribadedeva, la geología también cambia, si en el concejo de Llanes el relieve de la costa viene dominado por las calizas con sus castros y acantilados, ahora destacan las cuarcitas del Ordovícico con la estratificación subvertical, originando paredes impresionantes y playas encajadas entre los estratos. El mar, aprovechando niveles de estratificación más débiles, produce largos y estrechos pasillos paralelos a la costa con arcos bajo los cuales se puede caminar en marea baja.
El rio Cabra está encauzado en el límite occidental de la playa, sin peligro de que forme meandros, quedando un gran arenal a su derecha.
El acceso desde la carretera general se realiza por un camino asfaltado que en menos de 1000 m. nos acerca al arenal y una pequeña rampa muy bien acondicionada nos deja en la playa.
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