24 noviembre 2010

Pescadores en San Antolín.





Ayer tarde el mar estaba en calma, las nubes dibujaban un horizonte de borrasca en retirada, y San Antolín podía descansar tranquilo en su monasterio. El día había sido duro, la lluvia incesante no dio respiro a San Pedro, que tuvo que hacer horas extraordinarias para controlar que no se desmadrase.
Ancha es la mar y grande la fe de los pescadores que pertrechados de caña y sedal suben a lomos del monstruo para desafiar la suerte. Esperan que a la caída del sol, algún pez incauto se acerque al acantilado a buscar su sustento diario y pique el anzuelo.

5 comentarios:

Sara dijo...

Miguel... y a veces verlos colgando con su caña, en esos acantilados con esa mar....que hermosura... se ve que tanto san antolín como san pedro, les protegen.

abrazotedecisivo, ¿ya estais en el sur?

Mª Angeles B. dijo...

da miedo verlos por esos acantilados y encima cuando la noche se cierra aun se hace mas peligroso.

Bonita estampa.

Besos

seva dijo...

Muy bonitas tomas Miguel sobre todo la primera lo pequeños que somos frente a la inmensidad del mar, un saludo compi.

Calma en días de tormenta (Darilea) dijo...

Este año ha sido la primera vez que he ido de pesca, y la noche y el mar me enamoraron.
Un beso

BEATRIZ dijo...

Tremendas fotos Miguel,
delatoras palabras de los monstruos de piedra.

Saludos grandes.