Bendito taró que nos muestra tanta belleza.
Bien puede hacer medio siglo de la primera vez que subimos a los Castillejos: Frasquito “el Colorao” (q.e.p.d.), mi compadre Domingo Platero, Antonio Carrillo (q.e.p.d.) y Miguel “el de la Plana” que suscribe. Fue la primera vez que vi lo grande que era el mar. El horizonte abierto, dejaba divisar todo el mar de Alborán, con las montañas del Rif africano a lo lejos, allá donde el agua se une con el cielo. Si la mar era inmensa, la tierra también era ancha. A poniente las cadenas de montaña perfilan sus siluetas: sierra Almijara, sierra de Cázulas, sierra Nevada y sierra de Lújar, todo un rosario de cadenas montañosas que ayer, cuando volví a subir, jugaban con el taró que entraba desde la costa, elevadas por encima de la niebla. A levante, la Cabeza del Caballo y la Cuesta del Cielo con el puerto de la Orza cierran el circo de montañas que rodean el nacimiento del río de la Miel.
Hoy la subida a los Castillejos es un paseo sencillo, una carretera asfaltada inicia su recorrido tras la cuesta Ana María en la nacional 340, en el mismo puente sobre el río de la Miel, y tras recorrer todo el valle hasta el Nacimiento, sube a la vertiente límite entre Málaga y Granada. Desde allí un carril de 800 m. nos acerca al pie de los Castillejos, y una trocha marcada por hitos asciende por el único acceso posible al Peñón.
Es muy fácil encontrar los restos del lienzo de muralla que cerraba la entrada, así como los tres aljibes, uno bien conservado con su bóveda de cañón levantada con la misma roca del terreno.
Lo más difícil para algunos es usar y disfrutar de todos los sentidos en la sierra: chocar dos piedras para quedarte con el inconfundible olor de los mármoles alpujárrides; tocar el romero y los diferentes tomillos para identificar sus perfumes; oler la Solarea bituminosa o el delicado Dianthus malacitanus (clavelina), y para los muy interesados, sorprenderse con los aromas de la Putoria calábrica. Escuchar el silencio de la montaña, o el cantar de las chicharras en verano que a veces te sorprende con su intermitencia. Tocar la superficie del lapíaz y deducir los surcos del agua. Saborear los dátiles del palmito, la única palmera autóctona de Europa, cuidando de mondarlos, y mirar, mirar a lo lejos, el mar y las montañas, los cortijos del nacimiento como un belén allí abajo, y los pinos colgados en las laderas de las sierras vecinas. Ver de cerca las una y mil florecillas de nuestro monte mediterráneo. Ahora sólo quiero destacar los acebuches (Olea europae var. sylvestris) hechos bonsais por el ramonear de las cabras y los palmitos enormes (Chamaedorea humilis) en medio de los tajos inaccesibles.
Bibliografía:
En la Reseña Histórica de Nerja de Alejandro Bueno. 1907, se cita a la fortaleza de los Castillejos como de origen árabe.
En Nerja: Guía del patrimonio histórico de Rafael Maura Mijares, se le cita como del siglo IX o X y controlada por el caudillo mozárabe Umar Ibn Hafsum.
16 comentarios:
Mi querido amigo: ES evidente el que eres un poeta pues no te limitas a explicar lo que ves sino también lo que sientes y eso se agradece porque son los sentimientos los que llegan al alma.
Hay palabras que no entiendo, por ejemplo: taró que debe de ser un tipo de viento pero no sé de donde procede.
En fin, que da gusto leerte.¡Ah! y cuando estuve en La Alpujarra aprendí que se debe de decir Alpujarra y no Alpujarras. :)
Brisas y besos.
Malena
Querida Malena. Gracias por tus palabras, bien sabes lo que se agradece que alaben lo escrito por uno.
Taró es la niebla baja y densa que entra desde el mar hacia tierra.
Aún recuerdo, con emoción, cuando desde el cortijo la veía subir valle arriba en mi niñez.
Besos
Piedra.
¡Qué bonito lo viste y qué hermoso lo cuentas
Cuánto me hubiera gustado subir a Los Catillejos con vosotros otra vez. De nuevo has podido captar con palabras, los sentimientos que surgen dentro de uno al ver las vistas inmensas de montaña y mar de la sierra de Nerja.
Un abrazo. Os echo de menos. Diana
Cuanta nostalgia se traducen de tus palabras al volver a subir a Castillejos y disfrutar de las cosas sencillas del camino que a los demás se nos escaparían.
Saludos.
Estimado Miguel, me reitero en lo que ya te he dicho en más de una ocasión: tienes el don de ponerle alma a tus entornos,y así los cuentas, nos los cuentas. Es una delicia visitar tus letras, tus imágenes, pues un trocito de las almas visitantes, no lo dudes, se queda prendido a este lugar.
Un abrazo.
-chus-
Es un gusto leerte siempre, compadre, con esas palabras rescatadas del olvido en perfecta armonía con tu sentir por la naturaleza.
Las fotos ilustran perfectamente al texto. Felicidades y adelante.
Lagartijo.
Que grandeza y espectacularidad tienen estos paisajes tan bellos.
Besos
Mi querido Miguel...cuando la pluma juega a las escondidas con la imagen y ambas corretean con el alma que le pones a lo que escribes y sientes, se logra una exquisita alquimia dond el aroma es profundo de recuerdos y presencias que nos hacen caminar a tu lado...
Tienes la delicadeza de un poeta de tierra adentro con aromas a primaveras... Te quiero mucho...Te abrazo fuerte, fuerte....Susana
Bonitas vistas se tienen que divisar desde alli, yo desde un monte que tengo enfrente de mi casa puedo ver (en un dia despejado) la bahia de Santander, algo similar a estas fotos tuyas Miguel.
Un saludo muy cordial, es gratificante saludar a compañeros que se encuentran cerca de mi tierra.
Estupendas las fotos que nos dejas. Llevaba días sin comentar (cosas de las vacaciones) pero ya de nuevo por aquí.
Saludos y un abrazo.
Suberbo lugar. A profundidade das montanhas é incrível!
Me gustan mucho los blogs viajeros. Si me permites, te enlazo
Piedra, cuanto placer me da leerte y ver tus fotografías, gracias.
Felicitaciones Miguel por estas bellas entradas.
Me encanta los rincones que nos acercas a través de tu objetivo y tus preciosos textos desprendiendo delicadeza y sentimientos.
Un abrazo.
Ramón
Miguel, una preciosidad de fotografías, como decías la niebla hizo un efecto maravilloso con las montañas. Tus palabras sobre el lugar son de una prosa poética y un amor a la tierra que me emocionan. Gracias por descubrirme un lugar que de pequeña visité y que pronto pienso volver.
Un abrazo.
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